Con los glucidos

07.11.2014 16:30
¿Qué es lo que ocurre en el caso de los glúcidos? Existe un equili­brio entre las hormonas que reducen la glucemia y calificadas por es­te motivo como hipoglucemiantes y las hiperglucemiantes. El predo­minio de unas u otras, en un momento dado, depende de las condiciones, de la alimentación y de la glucemia misma.
Una hormona asegura la entrada de glucosa en las células (salvo el hígado) y la elaboración de reservas hepáticas de glucógeno, ele­mento éste que es capital para la estabilidad de la glucemia. Se tra­ta de la insulina. Otras dan lugar a un efecto inverso: se trata de las catecolaminas (es decir, de la adrenalina y de la noradrenalina, co­nocidas por el sobrenombre de «hormonas del estrés»), así como del glucagón. La noradrenalina es un embajador mixto ya que cier­tas neuronas la utilizan también para la transmisión de informacio­nes.
 
En resumen
La insulina por una parte y la adrenalina y el glucagón por otra, y como consecuencia de sus efectos opuestos, influyen sobre la glu­cemia, el almacenaje y la liberación de glucosa.
Tras decir esto ¿en qué medida disponer de reservas elevadas de glucógeno resulta tan importante para los adeptos a los deportes de resistencia? ¿En qué nivel máximo cabe situarlas?
 
Las del hígado, llamadas hepáticas, se elevan como máximo a 100 g, o sea 440 kcal. La importancia de este stock varía de acuerdo con dos fenómenos:
Una parte de estas reservas es destruida para aportar glucosa a la sangre, la cual la transporta hacia diferentes órganos, sobre todo el cerebro que se queda con un 30 % para él solo.
Después de cada comida la glucosa proporcionada por los ali­mentos llega al hígado donde sirve para la formación de glucógeno. Por contra tenemos que estas reservas disminuyen a medida que transcurre el tiempo desde las comidas, principalmente durante el que cabe denominar ayuno nocturno.
Por lo que se refiere al glucógeno muscular procede señalar que las cantidades que pasan a reserva se aproximan a los 300 g para los sedentarios pero pueden superar los 500 g (2.000 kcal) en los indivi­duos sometidos a un elevado nivel de entrenamiento y que hayan adoptado un régimen muy rico en glúcidos.
 
En el caso del deportista, el músculo es un gran consumidor de glú­cidos.
¿Qué es lo que ocurre durante el ejercicio? El cerebro y los tejidos on reposo siguen utilizando la glucosa pero los músculos en movi­miento se convierten en los más grandes consumidores. Son diver­sos los mecanismos que entran en acción para permitirles captar y quomar glucosa en grado elevado. Evidentemente, si sólo fuese utili­zada la que se halla presente en la sangre, la glucemia correría el riesgo de un acusado descenso (véase el recuadro) pero esto no ocu­rro ya que las reservas locales de glucógeno muscular intervienen en Mi situación para suministrar glucosa de modo directo a estas células, y por tanto energía, en cantidad más o menos importante según Roa la intensidad y la duración del esfuerzo. Así tenemos que cuan­do se incrementan estas reservas resulta posible soportar durante más tiempo una cadencia sostenida y también mejor la repetición de sesiones. En cambio, si no se dispone de reservas suficientes, el en­trenamiento es menos intenso y de menor duración manteniendo una cadencia específica. Se dice que la amplitud de estas reservas de­termina las capacidades de resistencia de la persona, es decir, su ap­titud para prolongar un ejercicio de intensidad dada.