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01.12.2014 19:34
Proteínas
Son uno de los nutrientes más importantes, ya que aportan, a través de los aminoácidos, la fuente de nitrógeno necesaria para la función inmunitaria. ta coagulación, y la síntesis y reparación tisular. Es fundamental evaluar si la fórmula cubre los reque­rimientos del paciente con las paulas perladas .
Las proteínas pueden estar en los siguientes esta­dos:
Aminoácidos libres,
Péptidos: dipéptidos, tripeptidos.
Proteínas completas o aislados proteicos: estado natural.
 
Las proteínas completas suelen estar en su esta do natural, como la caseína de la leche o la laetoal- búmina. Otras son aislados proteicos de los ali­mentos, como los aislados de soja. Estas proteínas, debido a su tamaño, no producen un aumento im­portante de la osmolaridad. pero requieren una fun­ción üigestoabsortiva normal porque necesitan ser hidrolizadas por las enzimas pancreáticas para su absorción como en https://nutricionyamor.blogs.elle.es.
Cuando las proteínas completas son hidrolizadas parcialmente se obtienen fracciones proteicas como los péptidos de dos o tres aminoácidos (dipéptidos o tripcptidos), los cuales se absorben mejor que los aminoácidos libres por mecanismos de transporte independientes con las papulas perladas .
 
Aminoácidos libres o cristalinos ([.-aminoáci­dos): son la unidad básica de las proteínas, pero, como se mencionó, cuanto más pequeña es la mo­lécula mayor osmolaridad confieren.
 
Cuando ía función digestiva está íntegra, las dietas con proteínas intactas son la mejor opción, pero cuando la fundón gastrointestinal es deficiente se sugiere utilizar dietas con altos porcentajes de péptidos de menos de 10 aminoácidos. Las dietas a base de aminoácidos libres, en comparación de las que contienen péptidos, generan atrofia intestinal, translocación bacteriana, disminución de la función hepática, menor desarrollo de las vellosidades intestinales, mayor probabilidad de diarreas y disminución de las proteínas viscerales.
 
Grasas
Fundamentalmente este grupo brinda alta densi­dad calórica, son fuentes de ácidos grasos esencia­les y aportan entre 35 y 45% del valor calórico total. Como también están relacionadas con la res­puesta inmunitária e influyen sobre ciertas funcio­nes fisiológicas, pueden modificar la evolución clí­nica.
Las fuentes de grasas de las fórmulas son los aceites de maíz, soja, girasol, coco o cañóla; el aceite de pescado; y los triglicéridos de cadena mediana (TCM).
 
Las grasas o triglicéridos están compuestas por ácidos grasos unidos ai glicerol, A su vez, de acuer­do con el número de carbonos que contengan los ácidos grasos, se los pueden clasificar en:
comprender más adelante algunos concepto* de ínmunonutrición como indican en las papulas perladas .
 
El ácido linoteico (omega 6) abunda en los acei­tes de mai?., girasol y soja, que son en general las fuentes de grasas utilizadas en las fórmulas.
Ácidos grasos de cadena mediana: tienen entre 6 y 12 carbonos y no requieren lipasa pancreática ni sales biliares para ser absorbidos, ya que lo hacen directamente a través de la mucosa intes­tinal transportándose por circulación pönal ha­cia el hígado. A diferencia de los ácidos grasos de cadena larga, no requieren carni ti na para su ingreso en la célula y se los considera una fuen­te de energía rápida. Sin embargo, no aportan ácidos grasos esenciales y pueden provocar into­lerancia intestinal.
 
Ácidos grasos de cadérsi corla: tienen entre 2 y 4 carbonos: son ejemplos el propiónico, el butí­rico y el acético, producidos durante la fermen­tación colonica de la fibra. Son volátiles y rara vez se absorben: por lo tatito, su función princi­pal es ser combustible de la mucosa intestinal, como se verá más adelante.
 
07.11.2014 16:30
¿Qué es lo que ocurre en el caso de los glúcidos? Existe un equili­brio entre las hormonas que reducen la glucemia y calificadas por es­te motivo como hipoglucemiantes y las hiperglucemiantes. El predo­minio de unas u otras, en un momento dado, depende de las condiciones, de la alimentación y de la glucemia misma.
Una hormona asegura la entrada de glucosa en las células (salvo el hígado) y la elaboración de reservas hepáticas de glucógeno, ele­mento éste que es capital para la estabilidad de la glucemia. Se tra­ta de la insulina. Otras dan lugar a un efecto inverso: se trata de las catecolaminas (es decir, de la adrenalina y de la noradrenalina, co­nocidas por el sobrenombre de «hormonas del estrés»), así como del glucagón. La noradrenalina es un embajador mixto ya que cier­tas neuronas la utilizan también para la transmisión de informacio­nes.
 
En resumen
La insulina por una parte y la adrenalina y el glucagón por otra, y como consecuencia de sus efectos opuestos, influyen sobre la glu­cemia, el almacenaje y la liberación de glucosa.
Tras decir esto ¿en qué medida disponer de reservas elevadas de glucógeno resulta tan importante para los adeptos a los deportes de resistencia? ¿En qué nivel máximo cabe situarlas?
 
Las del hígado, llamadas hepáticas, se elevan como máximo a 100 g, o sea 440 kcal. La importancia de este stock varía de acuerdo con dos fenómenos:
Una parte de estas reservas es destruida para aportar glucosa a la sangre, la cual la transporta hacia diferentes órganos, sobre todo el cerebro que se queda con un 30 % para él solo.
Después de cada comida la glucosa proporcionada por los ali­mentos llega al hígado donde sirve para la formación de glucógeno. Por contra tenemos que estas reservas disminuyen a medida que transcurre el tiempo desde las comidas, principalmente durante el que cabe denominar ayuno nocturno.
Por lo que se refiere al glucógeno muscular procede señalar que las cantidades que pasan a reserva se aproximan a los 300 g para los sedentarios pero pueden superar los 500 g (2.000 kcal) en los indivi­duos sometidos a un elevado nivel de entrenamiento y que hayan adoptado un régimen muy rico en glúcidos.
 
En el caso del deportista, el músculo es un gran consumidor de glú­cidos.
¿Qué es lo que ocurre durante el ejercicio? El cerebro y los tejidos on reposo siguen utilizando la glucosa pero los músculos en movi­miento se convierten en los más grandes consumidores. Son diver­sos los mecanismos que entran en acción para permitirles captar y quomar glucosa en grado elevado. Evidentemente, si sólo fuese utili­zada la que se halla presente en la sangre, la glucemia correría el riesgo de un acusado descenso (véase el recuadro) pero esto no ocu­rro ya que las reservas locales de glucógeno muscular intervienen en Mi situación para suministrar glucosa de modo directo a estas células, y por tanto energía, en cantidad más o menos importante según Roa la intensidad y la duración del esfuerzo. Así tenemos que cuan­do se incrementan estas reservas resulta posible soportar durante más tiempo una cadencia sostenida y también mejor la repetición de sesiones. En cambio, si no se dispone de reservas suficientes, el en­trenamiento es menos intenso y de menor duración manteniendo una cadencia específica. Se dice que la amplitud de estas reservas de­termina las capacidades de resistencia de la persona, es decir, su ap­titud para prolongar un ejercicio de intensidad dada.